Una herramienta de vanguardia, que se va incorporando cada vez más en las clínicas de fisioterapia sobre todo de la mano del mundo del deporte. Hace poco tiempo pudimos ver un artículo de la recuperación con EPI de David Villa en el diario Marca. Tiene importancia saber que es una técnica que puede dar multitud de beneficios a cualquier paciente, no solo a deportistas.
¿Qué es la EPI®?
La Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI®) es una técnica de fisioterapia mínimamente invasiva que consiste en la aplicación de una corriente galvánica a través de una aguja de acupuntura, que produce un proceso inflamatorio de carácter local permitiendo la fagocitosis y la reparación del tejido blando afectado (tendón, ligamento, músculo, etc.).
Esta técnica creada por el fisioterapeuta José Manuel Sánchez Ibáñez, originariamente enfocada para el tratamiento de las tendinosis, esto son tendinitis que han evolucionado a la cronicidad, en la cual los fenómenos inflamatorios han dado paso a una degeneración del tendón. Sin embargo, cada vez más se va enfocando a otras lesiones de tejidos blandos.
¿Ventajas o beneficios que aporta respecto a otros tratamientos?
- Es un tratamiento local en el lugar de la lesión. Con la ayuda de la ecografía se aplica de forma directa sobre el tejido alterado y/o degenerado.
- Logra reparar el tejido afectado, la EPI® es capaz de poner en marcha un nuevo proceso de proliferación del tejido colágeno que está desestructurado en estos procesos.
- Las modificaciones en la estructura y en el comportamiento mecanobiológico del tejido blando son inmediatas y en tiempo real.
- La efectividad es alta respecto a los tratamientos convencionales de fisioterapia (ultrasonido, láser, técnica Cyriax, fibrolisis diacutánea, ondas de choque, etc.) o médicos (fármacos, infiltraciones ó cirugía).
¿Qué se puede tratar con la EPI?
Con la EPI® se tratan tendinopatías crónicas (pubalgias, tendinopatía del tendón de Aquiles, tendinitis del tendón del supraespinoso,…), y un número importante de lesiones del sistema musculo-esquelético, como son:
•Tendinopatías crónicas (tendinitis-tendinosis rotuliana, aquilea, isquiotibiales, pubalgias, epicondilitis, supraespinoso-manguito rotador).
•Fascitis plantares.
•Roturas musculares.
•Esguince de ligamento lateral interno de rodilla.
•Esguince crónico de tobillo.
•Periostitis tibial.
•Síndrome del túnel del carpo.
•Síndrome del túnel del tarso.
•Neuropatías: grandes resultados en ciáticas, cervicobraquialgias…
En la actualidad, la EPI cada vez está más avalada por la evidencia científica, poco a poco se van publicando artículos de investigación demostrando los efectos y beneficios en procesos de carácter degenerativo como las tendinosis del tendón rotuliano (Valera F, Minaya F, 2009), las epicondilitis (epicondilalgias, «codo de tenista»,…) (Valera F, Minaya F, Sánchez JM, 2010, 2012), las pubalgias y las fascitis plantares (Sánchez JM, Valera F, Minaya F, 2011).
Sin embargo siendo una técnica de vanguardia, aún queda mucho camino por recorrer tanto en la investigación como en el tratamiento, pues hay que saber utilizarla cuando este indicado, dosificarla y aplicarla adecuadamente para lo cual necesitaremos realizarla guiada por ecografía. Y por último, combinarla con otras técnicas para ser lo más efectiva posible.